Madrid es una ciudad siempre cambiante y en continua transformación. Quizá porque nació en un lugar sin historia cuyo único mérito era encontrarse en el centro de la península. La ciudad siempre ha sido la indiscutible capital de España. Su imagen clásica es la imagen tradicional de España - tierra de grandes contrastes en la que el gozo de vivir se expresa con una incendida pasión. Un ejemplo de ello lo encontramos en la fiestas tradicionales en las cuales se elige una delicada frontera entre el instinto y la razón. Madrid, situada mayoritariamente en la orilla izquierda del Río Manzanares, tiene un centro histórico relativamente pequeño. Aquí encontramos la Plaza Mayor, uno de los símbolos de la ciudad. Al este surgen los grandes paseos del Prado y de la Castellana. En los márgenes occidentales del centro destaca el gran espacio verde de la Casa de Campo adyacente al Palacio Real mientras que en el lado opuesto se abren los jardines del Buen Retiro. Desde el suntuoso Palacio Real es fácil llegar a pie al centro histórico. Un recorrido rectilíneo a lo largo de la Calle Mayor y de la Calle de Alcalá nos conduce a la puerta de Alcalá. Siguiendo en la misma dirección hacia la periferia occidental llegamos a otra maravilla arquitectónica, la popular Plaza de Toros de las Ventas.
El Puente de Segovia permite cruzar el Manzanares. El lugar donde actualmente se erigen el Palacio Real y la Catedral albergaba en la Edad Media una fortaleza árabe llamada Maghrib de la cual deriva el nombre de Madrid. El barrio alrededor de la Puerta del Sol es el antiguo y pintoresco centro de la ciudad, el lugar donde más fácilmente podemos tomar el pulso a la metrópolis y a sus dinámicos cuatro millones de habitantes. Aquí en la Edad Media vivía una vivaz comunidad de árabes, judíos y cristianos. El Palacio Real de Madrid de enormes dimensiones se creó para presumir ante las demás cortes europeas y impresionarlas emulando su poder y su suntuosidad. El edificio forma un vasto cuadrado en cuyo centro se abre un gran patio. Todas las fachadas están decoradas con una majestuosa columnada coronada por una elegante balaustrada. Actualmente la familia real no habita en el Palacio y este sólo se utiliza para cerimonias de estado. El edificio es el principal ejemplo de la expansión de Madrid en el siglo XVIII cuando sobre todo bajo el impulso de Carlos III la ciudad empezó a asumir el carácter de gran capital europea. Este rey llamado el Rey Alcalde debido a su dedicación a Madrid había sido anteriormente el iluminado soberano del reino de Nápoles. El Palacio Real fue el proyecto del arquitecto italiano Filippo Juvarra, el mismo que había dado su gran esplendor al Turín de los Saboya. Pero no se terminó hasta muchos años después de su muerte. En el patio interior del Palacio se hallan las estátuas de cuatro emperadores romanos nacidos en España: Trajano, Adriano, Teodosio y Honorio. La fachada principal del palacio viene precedida por un amplio patio, La Plaza de la Armería delimitado por altos pórticos y por una decorada verja. Aquí se encuentra la Armería Real donde se exponen miles de armas antiguas entre las cuales podemos ver la espada del Cid. Desde el palacio, situado sobre un promontorio, se domina toda la ciudad al igual que en tiempos del Alcázar la fortaleza medieval árabe que aquí se alzaba. Desde aquí se obtiene también espléndidas vistas sobre el vasto campo del Moro, el parque que se halla detrás del palacio y de los jardines Sabatini situados en frente de una de las fachadas laterales. La Plaza del Oriente que se encuentra en frente del palacio es de José Bonaparte, hermano de Napoleón que fue rey de España sólo cinco años, entre 1808 y 1813, durante los cuales promovió un ambicioso plan para embellecer la ciudad.
Los tradicionales desfiles militares en uniforme de gala realizados frente al Palacio Real, llamado también Palacio de Oriente se enriquecen con un detalle inédito - la marcha de acompañamiento de la bellísima caballería de la Casa Real. Desde su pedestal la estatua ecuestre de Felipe IV inspirada en un célebre cuadro de Velásquez observa el Teatro Real que cierra la plaza. Este teatro llamado popularmente la Ópera se usa hoy en día como sala de conciertos.
La Puerta de Alcalá es otro de los símbolos de Madrid. La puerta, visible desde lejos gracias a sus imponentes dimensiones, tiene tres arcos y dos aperturas laterales y su frontispicio está decorado con las elegantes esculturas que representan yelmos, escudos y ángeles guerreros. Cuádrigas, ángeles, héroes armados, diosas aladas, dos milenios de mitología se reproducen en las fachadas y en los tejados de bancos y ministerios de Madrid con sorprendente grandiosidad.
La Calle del Alcalá es el punto de unión entre dos de los lugaras más monumentales de Madrid: La Puerta de Alcalá y la Plaza de las Cibeles. Aquí vemos la Plaza de las Cibeles, diosa de la abundancia y de la naturaleza. En su centro surge la Fuente de las Cibeles que se halla a la sombra del fastuoso edificio de correos y telecomunicaciones. Desde la Plaza de las CIbeles empezamos a recorrer el larguísimo Paseo del Prado en el que se encuentra el Museo del Prado, una de las principales pinacotecas del mundo. El Greco es históricamente el primer gran pintor español. Activo entre los siglos XVI y XVII es famoso por sus alargadas figuras. Goya que pintó sus grandes obras entre finales del siglo XVIII y el primer cuarto del XIX fue un gran retratista despiadado y caricaturesco. Muchas de sus obras influidas por la guerra de la liberación contra los franceses son crudas y tenebrosas. Goya es hoy todavía recordado y querido por el gran público por sus dos sensuales retratos de la misma mujer, la Maja vestida y la Maja desnuda. El genio pictórico del siglo XVII español es Velásquez que consiguió transfigurar sus temas en algo sobrehumano o, como en el caso de Las Meninas, en algo sútilmente cerebral. El tema de este cuadro es la majestad real tal y como perciben diversos personajes que aparecen en primer plano y el pintor representado al fondo. Además de pintores españoles, el Prado posee una rica colección de pintores italianos, flamencos y alemanes. El Jardín de las Delicias del Bosco es uno de los cuadros más admirados por los visitantes del museo. El casón del Buen Retiro situado detrás del Prado del cual constituye una sección separada alberga obras del arte del siglo XIX.
Desde el lado opuesto del Paseo del Prado se llega al centro de arte Reina Sofía, el museo dedicado al arte contemporáneo cuya pieza más destacada es el célebre Guernica de Picasso. Desde la Plaza del Emperador Carlos V nos dirigimos hacia la Calle de Alfonso XII y recorremos el Paseo Fernán Núñez que nos lleva al Parque del Buen Retiro. Detrás del Prado se abre el gran parque de Madrid, el Retiro que en otro tiempo era reserva real. El nombre de Buen Retiro deriva del luso que hacía de él desde los tiempos del devoto Felipe II como lugar de plegaria y de ayuno durante los lutos y la Cuaresma. En su centro surge un pequeño lago en el cual se refleja el estenográfico monumento al Rey Alfonso XII. La estenografía del lago se completa con un paseo de estatuas colosales llamado por ello el Paseo de las Estatuas. Para los amantes de las construcciones modernistas en hierro y cristal de finales del siglo XIX he aquí el Palacio de Cristal, una especie de gran pajarera que recuerda a sus primas y hermanas de Londres y París y que fue edificado en la ocasión de una exposición internacional.
Desde el parque a la altura de la Puerta del Alcalá parte la Calle Serrano que es la calle de las tiendas de lujo y el escaparate internacional de Madrid. Paralela a esta y hacia el norte del Paseo del Prado el Paseo de la Castellana es el centro del barrio residencial más elegante de la ciudad. En la parte norte de la ciudad las calles llevan hacia barrios modernísimos con numerosos rascacielos y centros comerciales. Aquí se encuentra también el estadio Santiago Bernabeu, sede del equipo de fútbol del Real Madrid.
La Plaza de los Toros de las Ventas es una de las más bellas y famosas de España con sus gradas y palcos que pueden dar cabida a 23.000 personas está considerada la más grande del mundo después de la de ciudad de México. De mayo a octubre tienen lugar las corridas de toros, duelo entre la fuerza bruta del toro y de la habilidad del torero. Las corridas son una tradición antiquísima pero su estilizada forma actual se remonta a hace dos siglos. En esta arena han mediado los más célebres toreros de España entre los cuales está el gran Manolete, herido de muerte por un toro en Andalucía en 1947.
Al sur de la Calle Mayor y en las calles que rodean la Calle de Toledo tiene lugar cada domingo uno de los más pintorescos ritos de Madrid, el mercado de Rastro. Se trata del clásico mercado al aire libre que encontramos en todas las grandes capitales europeas. Madrid pone de su parte la idea de fiesta que convierte el calle en una experiencia estimulante gracias al animado ambiente y el intercambio de jocosidades con los vendedores. En singular contraste con el Rastro en la Puerta de Toledo se construyó un espectacular centro comerical que parece convivir sin traumas con el tradicional mercado de ocasión. Se trata de otra confirmación del carácter madrileño. A mitad del camino entre el campo y la metrópolis, entre la vida cerrada del barrio y el frenesí del gran centro urbano.
La Puerta de Toledo cierra la Calle de Toledo, distribuyendo el tráfico hacia las calles externas que delimitan el centro histórico. La red del metro madrileño es una de las mejores de Europa. Sus once líneas abarcan incluso los barrios más periféricos y están conectadas a estaciones de tren. En la estación de metro de la Puerta de Toledo tomamos la línea 5 y cambiamos en Ópera a la línea 2. La primera parada es Sol, o bien, Puerta del Sol, corazón de Madrid. La Puerta del Sol es el kilómetro cero, el punto de partida de las carreteras nacionales que llevan a toda España. La forma en la Plaza se remonta a principios del siglo XIX mientras que el nombre procede de una puerta de la antigua muralla. Este es el corazón de Madrid, el lugar para quedar y pasear, un punto siempre animado a cualquier hora del día o de la noche. Alrededor de sus fuentes y bajo el reloj de la Casa de Correos, los madrileños fijan cita para decidir los itinerarios de la vida nocturna. De noche, la plaza de la Puerta del Sol se ilumina y se llena de un bullicio festivo en el ambiente fascinante y un poco frenético que precede a la busqueda de la diversión nocturna. La movida, un término que hoy es internacional, define bien este frenético ir de bar en bar en busca de música, baile y encuentros.
Desde la Puerta del Sol subimos por la Calle de Arenal y a través de la Calle de San Martín llegamos al monasterio de Las Descalzas Reales, uno de los más monumentales edificios católicos de la ciudad construido en el siglo XVI para acoger monjas y damas de sangre real. Pasado el monasterio, La Calle de las Hileras nos conduce a la zona situada detrás de la Plaza Mayor, el salón de Madrid. Históricamente la Plaza Mayor fue la primera construcción urbanística importante de la ciudad en tanto que capital. Fue abierta por Juan Gómez de Mora en el siglo XVII en un estilo uniforme con edificios porticados y torres. Desde sus inicios la plaza fue escenario de todas las manifestaciones públicas, las ejecuciones capitales, los de ser heridos por la Inquisición, las representaciones de obras de Lope de Vega e incluso las corridas de toros. En su centro se alza la estatua ecuestre de Felipe III quien mandó construir la plaza. Los autores son Giambologna y Pietro Tacca, célebres por las esculturas que decoran muchas plazas de Florencia. En sus cercanías se hallan dos buenos restaurantes: Casa Paco, famosa por sus filetes de carne y el tradicional el Botín, uno de los restaurantes más antiguos de Madrid.
La Calle Mayor nos lleva a la Plaza de la Villa donde se encuentra el Ayuntamiento. Desde la Calle Mayor tomamos la Calle de Bailén a final de la cual se halla la colosal basílica barroca de San Francisco el Grande. Alrededor de la Calle Mayor que pasa cerca de la Plaza Mayor apreciamos la animada vida del barrio que cuenta con un popular mercadillo situado a la sombra de severas fachadas y en medio de un laberinto de callejones de trazado medieval. Dormir bajo las salas del ángel es una popular expresión madrileña que significa estar en la cárcel. El ángel en cuestión se encuentra en la fachada del Palacio de Santa Cruz en la Plaza de la Provincia que actualmente alberga el Ministerio de Asuntos Exteriores pero que en el pasado fue cárcel y palacio de justicia.
Estas vidrieras adornan la Casa de la Villa, el ayuntamiento de Madrid. Y este monumental salón es el lugar donde se reúne el consejo municipal de la ciudad. El Ayuntamiento se encuentra en la Plaza de la Villa, una de las primeras tentativas junto con la Plaza Mayor de dar a la ciudad entonces ya capital desde hacía un siglo una estructura urbanística más racional. En ambas plazas aparecen los característicos materiales de construcciones madrileñas: piedra y ladrillos para las fachadas y pizarra para los tejados.
La Torre de los Lujanes en la misma plaza conserva trazas del estilo árabe que liga a Madrid a sus raíces más antiguas. Este es otro rincón del viejo Madrid que se halla a la sombra de la Cúpula barroca de San Andrés decorada con elegantes estatuas de santos, querubines y vírgenes. Estamos en la Plaza de la Puerta de Moros, uno de los barrios más populares del Centro Histórico. Un poco más allá surge la gran Cúpula de San Francisco El Grande de 62 metros de diámetro. Estos ambientes y estas calles que evocan la atmósfera del tradicional campo español de antiguos son el trasfondo adecuado para el flamenco, una música y una danza típicas de Andalucía que tienen profundas y antiguas raíces árabes y gitanas.
Lavapiés es otro barrio popular antaño habitado por judíos, los emanuel o manoli como se les llamaba a los habitantes de esta zona. En plazoletas como esta se representaban en el pasado las zarzuelas, la opereta española.
En las cercanías la Calle de Antocha que lleva a la gran estación de tren de Madrid se halla dominada por el enorme edificio del Ministerio de Agricultura. En un edificio de la Calle de Atocha se imprimió la primera copia del Don Quijote. Un medallón recuerda a Cervantes, autor de la novela junto a sus personajes, Don Quijote y Sancho Panza. ¿Cómo llegar a la Plaza España desde Atocha? Nada más fácil, gracias al metro. Desde la estación de Atocha se toma a la línea 1 hasta Sol donde se cambia a la línea 4 que con dos paradas más nos deja en la Plaza de España.
La Plaza de España, amplia y arbolada, está dominada por el edificio España que se alzó en 1948. Este edificio representa el máximo esfuerzo de la arquitectura española de esos años para emular la magnificencia de los rascacielos americanos. Junto a él se encuentra la Torre Madrid que con sus 142 metros fue durante mucho tiempo el edificio más alto de la cuidad, hoy superado por la Torre Espacio de 220 metros. En el centro de la plaza el enorme monumento Cervantes celebra la eterna aventura humana entre el sueño y la realidad, entre el idealismo de Don Quijote y el pragmatismo de su escudero.
De la Plaza de España, centro geográfico del tráfico madrileño, sale la Gran Vía, amplia calle que representa la capital llena de hoteles, lugares de ocio, restaurantes y oficinas. Después de un largo recorrido por los márgenes septentrionales del Centro Histórico de Madrid, la Gran Vía confluye en la Calle de Alcalá que atravesamos para llegar al Teatro de la Zarzuela. La calle de Zorilla donde se halla el Congreso de los Diputados lleva a la Calle de la Vega y después a la Calle del Prado, así llegamos al Teatro Español. El edifico Metrópolis que domina con su ángel la Gran Vía se ha convertido en un emblema de la ciudad moderna. La Gran Vía se empezó a construir a partir de 1910 cuando se demolieron viejos edificios y varias calles antiguas. Durante 40 años se construyeron edificios de todos estilos posibles. Se creó así un complejo fascinante y paradójicamente homogéneo de construcciones monumentales y conmemorativas. La Gran Vía va desde la Calle de Alcalá a la Plaza de España y está siempre animada tanto de día como de noche, pues alberga oficinas, hoteles, centros culturales, cines, restaurantes y lugares de ocio. La Gran Vía es también el eje de uno de los barrios donde la vida nocturna de la capital y su famosa movida. Entre sus lugares destacados está en el cine Capitol, joya del art decó y la Casa Labra que ofrece aperitivos y especialísimas tapas. La paella es la reina de la cocina española, plato realizado a base de arroz, pollo, mariscos y cualquier otra esquisitez que la fantasía del cocinero quiera poner. Es así cómo la preparan en un renombrado restaurante madrileño.
Pasada la Calle de Alcalá encontramos la Zarzuela, el clásico teatro de Madrid dedicado a la opereta construido a imagen de la escala de Milán. Leones y divinidades griegas se distribuyen generosamente en el Palacio de las Cortes, hoy cámara de los diputados, situado justo detrás del Paseo del Prado. El gran teatro español es el del Siglo de Oro que entre los siglos XVI y XVII tuvo Lope de Vega su principal autor dramático. Un monumento frente al teatro Español recuerda a otro gran autor, Calderón de la Barca, junto a su obra más conocida La vida es sueño. Los medallones con los retratos de Lope de Vega, Calderón de la Barca y Tirso de Molina adornan la fachada del teatro.
La cervecería alemana es uno de los locales con encanto que alegran la plaza en la que se alza el teatro. Baldosas de cerámica y barrocas ornamentaciones decoran aquí y allá las calles del barrio viejo que son siempre una mezcla de casas populares y edificios de elegancia aristocrática.
Una clásica excursión fuera de la ciudad es la visita al Pardo, una gran reserva de caza que cuenta con un edificio del siglo XVI en su centro, recuperado tras un incendio en tiempos de Carlos III. Desde este palacio governó el general Franco desde 1949 hasta su muerte. Si continuamos hacia el norte llegamos rápidamente a la boscosa Sierra de Guadarrama y a los grandes jardines que anuncian la Granja o Palacio de San Ildefonso. Esta suntuosa morada del siglo XVIII fue encargada por Felipe V para emular la grandiosidad del palacio francés del Versalles. El mérito de este rey fue poner fin a las sanguinarias guerras en las que combatía España en media Europa y inaugurando asi un siglo de paz.
Aunque entonces España ya no era gran potencia le quedaba sin embargo el prestigio de una gran cultura. España fue parte esencial del imperio romano al que dio los emperadores Trajano y Adriano. El Gran Acueducto de Segovia al norte de Madrid es una prueba elocuente de la importancia de la península ibérica en el mundo romano. Aún hoy impresiona por su audacia técnica y grandiosidad. La ciudad de Segovia fue la residencia preferida por los soberanos de Castilla antes de la unificación del país. Su formidable alcázar que domina desde un promontorio rocoso dos valles convergentes es un perfecto ejemplo de fortaleza medieval mientras que la catedral del siglo XVI llamada también Dama de las Catedrales por su elegancia es un ejemplo del gotico tardío. Al sur de Madrid alto en el corazón de la noble Castilla medieval aparece la ciudad de Toledo dominada por el alcázar casi totalmente restaurado tras el del 1936 que fue uno de los episodios más cruentos de la Guerra Civil española. Aquí la ciudad espeja de forma espectacular la Pascua de Pentecostés. Castilla debe su nombre a los numerosos castillos que acoge como Manzanares el Real, un edificio del siglo XV en estilo mudéjar.
El mayor esplendor de España se dio en el siglo XVI con el emperador Carlos V en cuyo reino se decía que nunca se ponía nunca el sol porque se extendía de Europa a América. Su hijo Felipe II que más que ninguno otro se identificó con España trasladó la capital a Madrid, pero prefirió residir en el austero monasterio de San Lorenzo del Escorial, echó construir como su mausoleo monumental. Desde aquí desde una desnuda habitación decorada con cuadros de El Bosco que representan los siete pecados capitales, Felipe II dominó el mundo. A pocos kilómetros de El Escorial entre bosques y rocas aparece el Valle de los Caídos que evocará para siempre la sangrienta Guerra Civil de 1936.
Desde la Puerta del Sol hasta la Malasaña, desde la Gran Vía hasta Recoletos Salamanca, Madrid celebra la noche con música y baile. Su cronista más fiel es el director de cine Pedro Almodóvar, autor de memorables películas que atestiguan de forma mordaz la potente sensación de libertad generada por Madrid. La ciudad continúa ofreciendo el espectáculo de una vida frenética, apasionada que expresa de forma arrolladora la mezcla creativa de su población procedente de todos los puntos de España. Pasión y energía la caracterizan. La ciudad crece rápidamente en todas direcciones y consolida su papel de capital del país. Otras ciudades españolas se cristalizan en su historia milenaria y orgullosa. Madrid, esa una ciudad nueva en continua transformación.
FIN
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